Proyectar en el Restaurante Serafín es hacerlo con el recuerdo de los últimos 40 años de historia de la ciudad de Zamora. El veteado de sus mármoles y la pátina de sus maderas nos hablan de un establecimiento que marcó una época pero que el paso del tiempo fue relegando hasta dejarlo encerrado en si mismo, en su pasado.
‘El tacto tiene memoria.’
John Keats
Un decapado atemporal
La intervención cualifica las zonas estanciales y potencia los fondos del local tratando de recuperar la esencia de su memoria para abrirlo de nuevo a la ciudad con una paleta reducida de materiales que nos muestran en cada detalle su naturaleza noble como reflejo de la calidad que siempre caracterizó a este negocio familiar.
Las fachadas se realzan con la iluminación potenciando los elementos escultóricos de valor, y se retira la rejería de los ventanales para introducir al viandante en el local.
La obra hubo que acometerla en tan solo dos meses por lo que se hizo necesario solapar los trabajos de albañilería e instalaciones -que cuentan con una mayor tolerancia- con los prefabricados en madera y metal que se hacían paralelamente en taller -y al milímetro- para que en la última fase de acabados antes de la reapertura todo encajase.
Identidad + señalética
La nueva identidad corporativa instaba a conservar el logotipo existente por lo que se integró discretamente con la técnica de gofrado en papel para las cartas y los menús.
Los trabajos de señalética delimitando las zonas de circulación y de acceso con diseños impresos sobre vidrio templado hacen alusión al arraigo del restaurante en la ciudad.
Restaurante Serafín
Plaza Maestro Haedo, Zamora / 2015
Actuación
Reforma / 130 m2 / 8 semanas
Entregables
Fotografía / Identidad visual
Servicios
Arquitectura / Interiorismo / Equipamiento / Mobiliario
Branding / Print